Buen partido el del Xerez ante el Athletic, al menos, durante 70 minutos. Este equipo, de la mano de Gorosito, parece que ha recuperado la alegría perdida con el nefasto Ziganda, pero, así y todo, seguimos sin saber lo que es ganar fuera de casa. Hoy lo hemos tenido cerca. Por momentos pensé de nuevo en que el milagro podía ser posible ya que nos acercábamos a cuatro puntos de la salvación (en esos momentos el Zaragoza todavía no había jugado su partido). Pero la salida de Víctor Sánchez, la falta de acierto arriba (¡ay Bermejo, si no hubieras pecado de individualista en la segunda parte) y un tipo llamado Llorente, internacional, por cierto, nos han dejado con la miel en los labios y con la sensación de que el equipo ha perdido el último tren de la permanencia. A nueve puntos del puesto 17 y con el Real Madrid como próximo rival, parece claro que lo que hoy son nueve, en cinco días pueden ser 12 puntos, con lo que la salvación se antoja como una utopía.
Queda pensar qué habría pasado si Ziganda hubiera salido del Xerez un mes antes.
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