El blog sigue vivo

Más de dos meses hacía que no escribía por aquí. El hastío que transmite el equipo desde entonces ha provocado que se me quitaran las ganas de escribir, porque lamentablemente todo lo que ha pasado en este tiempo es muy malo.

De un lado, el hombre de la foto de abajo ya es pasado. Juan Merino no ha tenido fortuna en su estreno como entrenador. Tenía puestas esperanzas en el de La Línea, pero la Segunda es una categoría muy difícil para un novel. Con él, el Xerez ha hecho los peores números como local y también el peor inicio de temporada del equipo en Segunda. El juego tampoco le ha acompañado. En la retina del aficionado se quedarán algunos de los peores partidos que se recuerdan por estos lares. Bien es verdad que el equipo no ha merecido perder o empatar algunos de sus partidos, pero la excusa de la mala suerte y la falta de gol se convirtieron en algo habitual en Juan. Además, el mal rollo entre algunos jugadores y el entrenador se hizo patente dentro del vestuario, algo que se acababa reflejando en el campo.

Tras la salida de Juan Merino es Vicente Moreno el que se ha hecho momentáneamente con las riendas del equipo. Con el valenciano no se cumplió la máxima de "a entrenador nuevo, victoria segura". Lejos de eso, el Xerez volvió a dar una mala imagen ante el filial del Villarreal. Ante el Cartagena de Javi López (repudiado por la afición el año pasado) y con la afición azulina de testigo, Vicente tiene la oportunidad de demostrar su valía como técnico. De todas maneras, su puesto en el banquillo parece efímero. Todo indica que el club buscará entrenador en el mercado de invierno siempre y cuando el Xerez no desplegue un juego fascinante y gane cuatro o cinco a cero, algo que se antoja imposible.

De otro lado tenemos a los jugadores. Óscar Díaz nos vendió en pretemporada que el equipo le iba a echar huevos este año para luchar por el ascenso, pero hasta ahora eso sólo se pudo ver en el partido ante el Girona. Tan mala imagen han dado que hasta ellos mismos han tenido que emitir un comunicado en el que se hacen responsables de los malos resultados.

Y si en el plano deportivo la cosa está muy pero que muy mal, en el plano interno está igual o peor. Se habla de que el año pasado se acabó la temporada con un déficit de 2 millones de euros, algo increíble si se tiene en cuenta que el equipo está en Ley Concursal y que, en teoría, se mira con lupa cada gasto que se hace. ¿Para qué están los administradores, que, además, cobran un buen pellizco por su trabajo? ¿Qué opina de esto la jueza Orellana?

Si a todo esto le sumamos los continuos rumores de una posible venta, con nombres como Oliver, Nuchera o Ricardo García de fondo, no es de extrañar que el aficionado esté dejando de lado a su equipo y que el pesimismo se haya instalado de manera general.