Y pobre del que quiera robarnos la ilusión

Me como mis palabras. Todas. Esas que decían que estábamos descendidos en diciembre, y esas de hace una semana que vaticinaban que hoy ya seríamos de Segunda. Está claro que no valgo para adivino.

El de ayer fue un día grande, pero de muchos nervios. En Chapín estábamos todos, o casi todos los sufridores de siempre. Abel, Carlos, Calidad, -éste recuperado para el Fondo Sur en los últimos dos partidos. ¡Nos ha dado suerte!- y un servidor. También Pedro y señora, y las madres de Abel y Carlos, otras sufridoras de siempre. Luego estaban los 'fichajes' de esta temporada, Pablo y Alba, y dos nuevas incorporaciones de última hora, Aguilera y Michel.

Por lo que veía en nuestras caras, los más sufridores éramos los de siempre. Carlos, Abel y yo, pinganillo en la oreja para escuchar los otros partidos en donde el Xerez se jugaba la vida: Getafe, Tenerife y Valladolid. Los demás, más comedidos, se encargaban de tranquilizarnos (gracias Alba).

Cuando llegamos a Chapín, la grada no presentaba buena cara. La gente disfrutaba del sábado de Feria y yo creía que, además, el pesimismo había invadido a la afición. Pero me equivoqué. A eso de las 9 y cuarto ya Chapín registraba una gran entrada, con prácticamente 14.000 espectadores en la grada.

El Xerez daba el primer susto, con Alustiza fallando una ocasión de oro. En la grada, medio campo escuchando el Carrusel Deportivo, se enteraba que el Tenerife se adelantaba al Almería. Malo. Pero la decepción solo duraba tres minutos, el tiempo que tardaban los almerienses en marcar. Además, en Getafe, a los 26 minutos, Soldado le marcaba el primero al Málaga. Solo faltaba nuestro gol... Y llegó.

Con el gol de Francis, al más puro estilo del de Goico a Alemania en el mundial del 94, la grada se volvía loca. La carambola empezaba a hacerse realidad. El 'sí,sí,sí, lo vamos a conseguir' se escuchaba con más fuerza que nunca, al igual que el cántico a ese monstruo llamado Gorosito.

Yo, tengo que decirlo, casi no celebraba nuestros goles, de lo pendiente que estaba del resto de partidos. Con el discurrir de la tarde, los resultados seguían acompañando, la grada lo seguía festejando y el Xerez cumplía, a pesar de Renan, que sigue demostrando que para solamente lo parable, que no es hombre de milagros como Casillas o Valdés.

Y así, con todos los nervios del mundo, se llegaba al final del partido. Nino, para el Tenerife, en el 93', nos jodía un poco la fiesta, ya que ahora les vale el empate en Mestalla la semana que viene. De todas maneras, la fiesta estaba hecha gracias a la milagrosa carambola de resultados.

Valladolid y Málaga, jugando ante Barcelona y Madrid, huelen a Segunda. El Racing lo tiene fácil ante el Sporting, que no se juega nada, y al Tenerife le vale un punto ante el Valencia en Mestalla. Habrá que ver si la profesionalidad que demostraron los valencianistas ante el Xerez se vuelve a cumplir ante el Tenerife. Eso sí, que nadie se olvide que tenemos que ganar en Pamplona, que todo el mundo lo está viendo ya hecho.

Pase lo que pase el próximo sábado, podremos estar satisfechos de estos jugadores. Si el 31 de agosto nos decían que nos jugaríamos la permanencia en la última jornada, lo hubiéramos firmado todos. De nada sirve ya mirar atrás, pensar en el tiempo que perdimos con Ziganda y que quizás con Gorosito hoy estaríamos en mitad de la tabla.

La suerte está echada. Este Xerez se ha ganado el respeto de toda la España futbolística y eso es lo que cuenta. Esta proeza, que no la ha hecho nadie en Primera, quedará para los anales si conseguimos la salvación. Y si no, podremos irnos a Segunda con la cabeza bien alta.

Que el Señor del Soberano nos dé el último empujoncito. Ya lo hizo dos veces, ¿por qué no soñar con el tercero?

La foto es de Miguel Ángel González, compañero de Diario de Jerez